lunes, 26 de octubre de 2009

UN MICROCUENTO EN 22 PALABRAS


Al encontrarse ahí, 
fijo al sillón, pensó... 
"No es mejor así".
Pero no alcanzó
a vivir con tenor,
aquel hobre del sillón.


lunes, 12 de octubre de 2009

El Campus


OH!, que lindo el campus,
con sus flores y árboles.
Tan tranquilo, que relajan sin par
el sonido del zorzal, a quien no gratifica,
la tiuca lo acompaña en llamar a sus amigos
todos ellos acompañándome al caminar.
Esta tan bonita la flora, que otoño no parece,
los pájaros muy unidos trinan y vuelan,
tan alegres como si me dijeran “Buen día”.
La pileta chorreando está,
sus peces y náyades, embelleciendo van.
Las pocas personas que hay,
hacen esta maravilla real, y no postal,
y los perros, grandes y chicos que duermen
son los cuidadores naturales en este lugar.
¿Que es esto? Un aroma floral...
Este aroma relaja y tranquiliza al oler,
debe provenir de esa palma,
que tan grande esta,
compitiendo con el edificio en altura,
allá arriba, arriba, en el cielo color mar.

Un trozo de mi...

Aún no amanece... y aquí me encuentro aún somnolienta... y sigo sóla.
Ya no te pienso...pero aún me dueles, quizás el dolor no seas tú mismo, si no mis decisiones, la vida, no lo se.
En mi corazón palpita una pequeña luz de sosiego, aunque diminuta y frágil vive...
Hoy es un buen día para comenzar a vivir por mí, para tomar las riendas de mi vida y decidir pensando en mí.
Ya amanece... y aquí me encuentro, aún somnolienta... y decidida.
La vida no es todas las veces que respiro, sino todos los momentos en que pierdo el aliento.




Correspondencia para tí...


Hay varios años ya de tu partida, quiero que sepas que aún te necesito, he superado muchas cosas, he obviado otras.
Cuando  el  día  está gris  y el viento amenaza con volarme  el  abrigo al bajarme de mi auto, en la tan ansiada llegada a casa, pienso...
Me resisto a tu partida, me niego a perderte, no dejo de amarte y aquí dentro siento  que te necesito tanto...
Cuando miro a mis hijos te siento conmigo, siento tu apoyo... en ese instante me invade una profunda e irresistible necesidad de abrazarte, de darte las gracias por todo lo que me amaste, por todo lo que sufriste al dejarme.
Te pido perdón por no haberte apoyado, cuando dijiste que era tan necesario, pero entiende querido, era solo una niña y no sabía lo que hacía.
Ahora que ya soy grande, he tratado de caminar por la vida como me enseñaste, usando zapatos de plomo y amándolos a todos.
En un respiro inmenso me siento en paz conmigo y te dejo en plena libertad de buscar tu propia luz o quedarte conmigo, hasta el momento que también me ha de llegar.


¡ Gracias papá!